MIENTRAS HAYA CARNE Y CUEVA, ¡DÉJALE QUE LLUEVA!
En tan solo dos días, hemos pasado de un otoño veraniego, que secaba nuestros pozos y ríos; a un otoño invernal que los ha llenado hasta rebosar. De un calor cargado de viento sur, a una lluvia y frió que nos obliga a abrigarnos. Posiblemente haya caído estos dos ultimos dias más agua que durante el mes de octubre entero
Es lo que tiene esta tierra llena de contrastes otoñales. Y digo otoño por decir algo, porque de seguir así se lo va a comer el invierno. A ver como evoluciona este año.
Por lo que a mí respecta, con toda la cosecha bajo techo. Por fin puedo respirar sin mirar al cielo. Como decía «el Vargas» de Campezo: «Mientras haya carne y cueva, ¡Déjale que llueva!»