
Sí a la tauromaquia
El mundo de los toros es mucho más de lo que se ve en la plaza. Nos guste o no, debemos de reconocer la labor de los ganaderos, su trabajo, el cuidado de los toros en las fincas extensivas. Para valorar de una manera realista, cual es la vida de un toro de lidia, desde su nacimiento hasta su final en una plaza de toros. Es un mundo que me apasiona y próximamente espero viajar a Salamanca con la familia, para intentar conocerlo un poco mejor.
Puedo aceptar argumentos contrarios a las corridas, aunque no los comparta, referentes a supuestas sensibilidades, que para si las quisieran miles de personas que mueren en el mundo injustamente, ante la pasividad de quienes se rasgan las vestiduras por la muerte de un toro en la plaza. Pero no debo de caer en la misma demagogia de quienes hacen de estos planteamientos anti taurinos un hecho completamente irracional, que esconde oscuros recovecos sectarios e ideológicos.
Conozco a gente taurina de todas las ideologías. La tauromaquia no es patrimonio de nadie, de ninguna comunidad, ni de ningún país. La cultura, no es patrimonio de nadie. Es un concepto tan amplio que nos ha hecho evolucionar, basándonos en los conocimientos que nos han realizado como humanos.
Como escribía antes, las personas somos lo que somos, porque hemos adoptado diversas costumbres y hábitos durante nuestra evolución. Se pueden aceptar, mejoras que nos desarrollen todavía más como personas dentro de un humanismo bien entendido. Pero estos nuevos mesías que pretenden imponer una ideología que aborrece todo lo que venimos siendo, solo pueden ofrecernos radicalidad, miedo y autoritarismo, disfrazado de sensiblería demagoga.